Surf Urbano
presentado por Gari Garaialde
en
Urban House, Kursaal
(click para mapa)
Abrazar sueños
Ayer, hoy era mañana. Mañana, hoy será ayer.
Nuestro recuerdo desaparecerá en el fondo del mar. Puede que
nuestras cenizas sean entregadas al viento en algún puerto que
no conocemos. Tal vez nos queme un fuego que aún no se ha
encendido. No seremos más que humo en los mapas del futuro. La
guitarra de alguien nos enseñó en algún momento,
en alguno de aquellos lejanos ayeres, que somos la prehistoria del
futuro.
Sólo cuando comprendamos esto habremos aprendido a mirar el mar
de otra manera. Como miramos la belleza de las hojas en otoño.
Como las estrellas fugaces. Soñaremos con los colores de las
nuevas hojas, con nuevas olas o con otras estrellas que caerán
en algún momento.
De los labios de los marineros viejos, leeremos que las cosas
más hermosas que podrían ser no existen y que hay cosas
que aunque no son, existen. Al fin y al cabo, si miras a la orilla ya
no encontrarás ni rastro de esa ola que acaba de romper.
Habrá desaparecido. El mar se va en cuanto llega. No es
fácil abrazar al mar, y hay que andar vivo para atrapar
sus fugaces caricias. Al conjunto de esos abrazos le llaman surf.
La vida, al final, es como surfear. No sabemos cuál es la ola
que tenemos que abrazar. Dedicamos un tiempo a mirar el horizonte para
elegir una opción. Una fuerza desconocida nos impulsa a elegir
una ola u otra sin saber si la que viene detrás
será mejor o no, o si la ola que hemos dejado pasar y no hemos
abrazado, era la mas apropiada para nosotros o no. La obligación
de elegir, parece que en eso consiste la vida. En eso consiste el surf.
Hay que saber mirar las olas y abrazar la caricias fugaces. Saber
elegir. Después de todo, somos la suma de todas nuestras
elecciones.
Mirando las fotos de Gari Garaialde hemos entendido que el surf y la
fotografía no son más que dos sinónimos de la
propia vida. La pasión de aquellos que quieren aprender a
elegir. Hacer fotos, al fin y al cabo es surfear. Observar algo y en un
momento preciso hacer una elección. Recopilar los momentos que
la vida diaria nos aporta incesantemente, como pillan los surfistas las
olas que rompen en la costa y que enseguida desaparecen. Un buen
fotógrafo logra que las cosas que no son permanezcan en las
fotografías. Atrapar lo fugaz para siempre en una imagen. Los
fotógrafos tienen corazón de surfista. Son artistas que
han aprendido a observar.
Nos ha parecido que en estas fotos, Gari Garaialde ha querido mirar al
corazón de esos surfistas que se parecen a los
fotógrafos. No ha salido a buscar las imágenes coloridas
y las olas impresionantes que salen en las revistas de surf. No.
Podría parecer que al presentar las fotos en blanco y negro, ha
querido mostrarnos el interior de los que quieren abrazar las olas. Las
palpitaciones y la fuerza desconocida de los que están haciendo
su elección. De los que están observando el horizonte.
Los sueños de los que esperan las olas que pronto habrán
desaparecido para siempre. No es una casualidad que el fotógrafo
haya elegido esas. Él también ha querido abrazar ese
pedazo de vida que estaba a punto de desaparecer, pero en lugar de la
tabla de surf, con la cámara de fotos. En estos tiempos en los
que se nos está olvidando soñar, nos ha ayudado a
soñar, mostrándonos cosas que no son y
guardándolas para siempre. Gari es de Hondarribia. Sin duda debe
tener salitre en algún lugar de su corazón surfero.
Queremos a los surfistas y a los fotógrafos.
Son amigos que abrazan los sueños.
Gari Berasaluze